Esta vez me he apartado demasiado del camino,
me quedé en blanco pero seguí paseando.
Vi pasar los trenes desde la lejanía.
Trenes de carga y trenes rápidos cargados de sueños.
Los oía atravesar el valle tupido en el que yacía
y no hacía ganas de coger ninguno.
Miraba el cielo estrellado sin decisión
respiraba el aire que nadie quería oler
y no me importaba, apenas sentía nada
como un fantasma vagaba por la hondonada,
cabizbajo, sudé toda mi tristeza con rabia contenida
en cientos de camisetas que dejé a la deriva.
en cientos de camisetas que dejé a la deriva.
En silencio arrastré mis pies hasta acercarme al carril
pero había algo dentro de mi que había cambiado.
Dejé que el nuevo caudal me inundara.
Ya no quería seguir caminos ni coger tren alguno.
Encontré un valle hostil donde pasar una larga temporada
corto de palabras y vacío de lágrimas.
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