La brusca lluvia había borrado las lágrimas de su cara
dandole un brillo que hacía años que no tenía.
Caía por los surcos de las arrugas bajando hacia el cuello
un torrente que disipó su tristeza,
llenando de frescura al niño que aún le habitaba.
No llores mas pequeño que no soluciona nada
no llores mas pequeño, la vida es un regalo a ratos envenenado
y a ratos rico y jugoso .
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