David Bowie fue un lector voraz y dedicado, pero no un mero consumidor de ideas. A pesar de que gozó de una fama de enfant terrible como
la pesadilla de los entrevistadores, también existen algunas joyas
donde podemos ver a Bowie hablando sobre las ideas que lo ayudaron a
desarrollar su arte, ya fuera a través de la pintura, la escritura o la
música.
En 2002, Bowie fue entrevistado en la televisión francesa por Guillaume Durand con motivo del lanzamiento del disco Heathen.
Durante la conversación, Bowie explica la elección del arte que
acompaña al disco, así como sus motivaciones para rechazar ciertos tipos
de idealizaciones humanistas, siguiendo el rastro del “endiosamiento”
de las humanidades después de la Ilustración hasta la bomba atómica y
sus terribles consecuencias.
Con un eco existencialista-sartreano que
coloca la libertad en el polo del sujeto, Bowie charla acerca de la
terrible y maravillosa posibilidad de que no seamos dioses, y de que un
universo sin propósito puede ser el principio de una verdadera acción
creativa sobre el mundo. (Transcripción después del salto).
El contenido de
la mayoría de lo que he escrito tiene que ver con la soledad y la
alineación, así que si hay una cosa de la que ha hablado es de los
sentimientos y pensamientos ligeramente negativos. Este álbum [Heathen, 2002] es un poco menos pesimista que los anteriores, y esto se debe a mi recién adquirido estatus como padre.
Las pinturas [incluidas en el booklet del disco]
están dañadas en alguna medida, y quería ilustrar en este sentido el
ser “heathen” como ser “bárbaro” o “filisteo”, un rechazo a la cultura o
alta cultura; quería destruir todo lo que habíamos creado para
expresarnos a nosotros mismos. Y los tres nombres de los tres libros que
fueron importantes y aparecen en el disco fueron La gaya ciencia,
de Nietzsche, donde escribió “Dios está muerto”, lo que fue una
culminación de todo el pensamiento del siglo XIX. La gente se sentía
demasiado agrandada con su propio sentido de la ciencia después de la
Ilustración, y sobre cómo el hombre podía mejorar el mundo. Eso, claro,
llevó entre otras cosas a decir a Nietzsche que “Dios estaba muerto”. Y
llevó a Einstein a descubrir que el tiempo y el espacio no son lo que
pensábamos que eran, y a Freud y al entendimiento de otro tipo de humano
dentro del humano. Todas estas cosas culminaron en la idea de que todo
lo que sabíamos antes estaba equivocado. ¡Todo! Así que comenzamos el
siglo XX haciendo tabula rasa: ‘Ahora nosotros somos los
dioses’. Y lo más grande que pudimos hacer, en tanto dioses, durante
este siglo, fue construir la bomba [atómica]. Para eso fuimos buenos.
Y creo que
durante los 50 y 60 tomamos conciencia de las repercusiones de lo que
habíamos hecho al defender esta moralidad ideal —creada por y para
nosotros únicamente, tan destructora y fija que todavía seguimos
viviendo a partir de ese caos el día de hoy. No tenemos nada de vida
espiritual, por decirlo así, sólo estás cuasi-religiones nuevas, pero no
existe una orientación clara de cuál debería ser nuestro propósito.
Ahora bien, esto
podría resultar ser algo bueno ya que puede mostrarnos que, en
realidad, no tenemos propósito alguno. ¿Somos suficientemente grandes o
maduros para existir bajo estas condiciones? ¿Somos lo suficientemente
maduros para aceptar que no existe plan, que no existe a dónde ir, que
la inmortalidad no nos espera como un regalo al final de todo esto si
logramos evolucionar? ‘Si evolucionamos lo suficiente, puede que no
tengamos que morir’. Ese parece ser el legado del pasado. Bueno, pues
tal vez sí podemos vivir así; tal vez podemos vivir y existir bajo la
noción de que tenemos un solo día a la vez. ¿Podemos hacer eso? Porque
si podemos hacerlo, creo que podemos servir para algo realmente
increíble.
Lo hemos pegado de Pijamasurf
Vaya! las ideas de mi tocayo Bowie coinciden bastante con las mías... qué descubrimiento más interesante. Gracias!
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