Mario Cortés Morales es un enfermo de Hepatitis C desde hace 18
años. Al igual que muchos otros enfermos con esta misma enfermedad, no
solo sufre las consecuencias de la enfermedad, sino también del abandono
del sistema de salud.
El tratamiento que debe recibir es muy caro y no lo
costea la sanidad pública. Esta situación implica una segura sentencia
de muerte en pocos años.
Mario tiene 47 años, ha
nacido en Madrid y vive en una pequeña buhardilla del centro. Está
casado y no tiene hijos. Su esposa tiene una incapacidad total para
trabajar y solo cobra una pensión de 430 euros "¿cómo va a vivir cuando yo no esté?",
dice angustiado. Lleva enfermo 18 años, de Hepatitis C y en 2007 se le
desarrolló una fibrosis en el hígado, encontrándose en fase 3 —de las 4
que se pueden dar—. Trabaja como auxiliar vigilante nocturno de control
de acceso en una urbanización, con un contrato para personas con alguna
minusvalía, como es su caso.
Estamos presentando a una víctima de las
nefastas políticas sanitarias del Partido Popular, cuyos recortes están
enfocados a rentabilizar la atención médica privada a costa de las
graves consecuencias que ello supone para enfermos como Mario,
considerado por los grupos privados de la sanidad como enfermo no
rentable. Los medicamentos son muy caros y aunque los enfermos dependen
para vivir de ellos, han sido eliminados de las listas de pago público,
por economizar presupuestos.
Voy caminando lentamente hacia la muerte, con la impotencia de saber que nunca podré pagarme un tratamiento
"Esta enfermedad es muy dura» me cuenta Mario Cortés. Respiramos ambos y continua: «voy caminando lentamente hacia la muerte, con la impotencia de saber que nunca podré pagarme un tratamiento".
La hepatitis C es una de esas enfermedades que se mantienen latentes,
pero cuando aparecen pueden acabar en cirrosis o cáncer de hígado. Se
calcula que en España hay alrededor de 900.000 personas que sufren
Hepatitis C, de las que más de 500.000 desconocen que la padece. En
Estados Unidos afecta a aproximadamente 4 millones de personas, la
mayoría de las cuales son «baby boomers», es decir personas que nacieron
entre los años 1945 y 1965. La enfermedad, en los últimos años, ha
superado al VIH/SIDA como causa de muerte.
Cualquier persona que haya recibido una
transfusión de sangre antes de 1990, puede estar infectada de Hepatitis
C. Si además no tiene medios económicos suficientes, está condenada a
las consecuencias mortales de la enfermedad. Fibrosis hepática, grietas
en el organismo, tumores y hepatocarcinoma, el cáncer de hígado, que en
un 87% de los casos provoca la muerte. La Hepatitis B y C son la
principal causa de cirrosis, de trasplante hepático y de cáncer de
hígado. Aun así, solo entre un 5% y un 10% de los pacientes reciben
tratamiento antiviral, principalmente por la escasez de diagnosticados.
Cómo afecta la enfermedad a tu vida diario, pregunto a Mario. —Me
está afectando mucho a mi vida, psicológicamente estoy destrozado,
deprimido, lo oculto delante de mi esposa pero ya no puedo más.
"Las autoridades sanitarias, tienen que
cambiar el concepto economicista con el que tratan la salud. Invirtiendo
dinero en las primeras etapas, vamos a evitar que progresen, y en unos
años habrá menos gastos porque habrá menos enfermos", afirman desde la Asociación Española para el Estudio del Hígado.
Pese a la depresión lógica, provocada por la enfermedad, Mario es
un activista social y miembro de la plataforma política La Izquierda.
Tiene claro que muchos dirigentes políticos, aseguran, a la ligera, que
los medicamentos que necesitan enfermos como él pueden ser eliminados
del pago público, sin tener en cuenta que de ellos dependen sus vidas,
porque no pueden costearse un seguro privado, ni adquirir los
medicamentos con los que alargar la vida.
Durante el tiempo que estuvo en
tratamiento con Interferon, Telefónica, donde trabajaba le despidió. A
partir de ahí, la Comunidad de Madrid, le concedió una minusvalía y
cobra una ayuda por ello. Su enfermedad sigue avanzando, encontrándose
ahora en fase 3. Los recortes del Gobierno del PP en materia de sanidad y
en investigación, hace que los tratamientos que le han ido poniendo no
hayan servido para su curación.
La enfermedad se mide en Fases, desde F0
a F4, última fase en donde las grietas del hígado son tan grandes que
la enfermedad ya no responde al tratamiento con quimioterapia. Mario en
2007 entró en un proyecto de investigación, a través del cual recibió
tratamiento con Interferon, pero estas inyecciones de quimioterapia, que
tienen unos efectos secundarios muy fuertes, no le curaron la
enfermedad. Con este tratamiento se requiere de otros tratamientos
paliativos para calmar los efectos secundarios. "Si no me dan mi medicación, en pocos años acabaré muriendo tras desarrollar un hepatocarcinoma en el hígado" dijo con la crudeza de la realidad que le toca vivir.
La defensora del paciente, Carmen Flores, considera que en Mario, se dan los requisitos para pedir el uso de un novedoso medicamento
Hace unos días, Mario ha estado en el
hospital, donde le han dicho que no van a pedir el uso "compasivo" del
novísimo medicamento SOVALDI. La única excusa: el dinero. La defensora del paciente Carmen Flores, considera que en Mario,
se dan los requisitos para pedir el uso compasivo del novedoso
medicamento. Para la administración el alto coste del mismo, hace que no
sea rentable para enfermos en estado avanzado de enfermedad. El precio
de compra al por mayor de un frasco con 28 comprimidos de Sovaldi, en
Estados Unidos, es de 28.000 dólares, mil dólares por tableta, siendo el
tratamiento completo recomendado de al menos de 12 a 24 semanas.
Ha surgido un nuevo fármaco, Sovaldi que
tendrá un impacto notable sobre la salud pública al aumentar de forma
significativa el número de enfermos que se curen de hepatitis C,
explicaba Ira Jacobson, director de la división de gastroenterología y hepatología de Weill Cornell Medical College,
de Nueva York y principal investigador de los ensayos clínicos con
Sovaldi. "En estudios clínicos, Sovaldi en combinación con otros agentes
consiguió unos índices altos de curación a la vez que redujo la
duración del tratamiento a tan solo 12 semanas y redujo o eliminó por
completo la necesidad de inyecciones de interferón, dependiendo del
genotipo viral".
Varias Administraciones autonómicas se niegan a facilitar los más recientes tratamientos a los afectados para ahorrar
Según una denuncia de la Asociación Catalana de Enfermos de Hepatitis,
varias Administraciones autonómicas se niegan a facilitar los más
recientes tratamientos a los afectados para ahorrar. Están convencidos
de que se trata de un medicamento coste-eficiente, es decir, ahorra
mucho más de lo que cuesta, ya que el tratamiento de esas enfermedades
—por no hablar de la siempre peliaguda cuestión de evaluar el precio de
una vida perdida— sería muy superior al de tratar a las personas que,
por el estado de su hígado (algo que se puede ver fácilmente midiendo su
fibrosis), necesitan el tratamiento.
Mario Cortés, necesita
tener "la certeza" de que se curará. No quiere morir dentro de unos
pocos años, sabiendo que hay medicamentos que podrían curarle. "Esto es muy duro, porque sé que estoy esperando a la muerte y podrían curarme". En el trabajo, de noche, llora cuando nadie le ve.
La política del gobierno, parece ser la "solución final": enfermos crónicos, dependientes y jubilados los primeros. "De momento conservo mi trabajo, pero sé que pronto también me afectará". Mario va hacia una depresión fuerte y se siente desamparado. "Estoy pidiendo ayuda a voces, sin que a nadie parezca importarle mi vida".
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