El viernes 7 de marzo, la Ertzantza detuvo a Ibon Iparragirre Burgoa, preso politico vasco aquejado de una enfermedad incurable que le ha producido un grave deterioro en su salud, y por cuyo motivo se encontraba en régimen de libertad atenuada.
El motivo aparente -todavía no hemos tenido acceso a los informes- que ha provocado su ingreso en prisión es la reciente ratificación por parte del Tribunal Supremo de la sentencia impuesta por la Audiencia Nacional que le condena -junto a otro preso político vasco- a 299 años de cárcel. En consecuencia la Audiencia Nacional decretó su “busqueda y captura”, y encomendó su detención a la Ertzantza. Ante estos hechos desde la Plataforma Iparra Galdu Baik podemos avanzar lo siguiente.
* Ibon Iparragirre lleva dos años y cuatro meses en régimen de libertad atenuada, y sólo puede permanecer fuera de su domicilio durante cuatro horas al día (10:00-14:00). En su cuerpo lleva una pulsera telemática con GPS incorporado que permite a las fuerzas de seguridad localizarlo en cualquier momento. Y debe presentarse en la prisión de Basauri todos los jueves a firmar los trámites relacionados con su situación penal. En la víspera de su detención, por ejemplo, estuvo en la prisión de Basauri, sin que se le comunicara nada acerca de la orden de la Audiencia Nacional.
* La salud de Ibon no ha mejorado en este periodo. Es más, ha sufrido dos ataques epiléticos que han provocado su ingreso en el hospital de Basurto durante varios días. Estos ataques
han ido acompañados de pérdida temporal de la memoria, noción del tiempo y del espacio, ansiedad etc. Toma medicación diaria para evitar más ataque epilépticos. Por otro lado, sigue arrastrando el grave deterioro de la visión que generado por su primera estancia en prisión. Durante todo este tiempo ha ido regularmente al Hospital de Basauri, y los ínformes médicos que obran en poder de Instituciones Penitenciarias corroboran su deteriorado estado de salud.
* El sábado por la tarde hizo la llamada de ingreso, y dijo que estaba bien y que estuvieramos tranquilos. Sin embargo, tal y como relató a su pareja en la visita del sábado 8 de marzo, no consiguió dormir en toda la noche. Por la mañana, al levantarse para el recuento, por razones al parecer fortuitas se dió un golpazo en la cabeza, y le fueron administrados tres puntos de sutura en la frente. Aunque al término de la visita consiguió tranquilizarse, al principio estuvo algo alterado. Está en el quinto módulo, y comparte celda con un preso social. Está en régimen comunicado y puede salir 7 horas de la celda. Ya ha podido ponerse en contacto con Aitzol Gogorza, preso politico vasco también aquejado de una enfermedad grave e incurable.
* Según fuentes de Jaiki Hadi -colectivo que se encarga del seguimiento de la salud física y psicológica de l@s pres@s politic@s vasc@s- el organismo competente en determinar el régimen de Ibon es Instituciones Penitenciarias. El lunes 10 de marzo los abogados de Ibon intentarán reunirse con el responsable de la prisión de Basauri para agilizar los trámites pertinentes para su vuelta al régimen anterior. En el caso de que la actitud que muestren dichos responsables no vaya en la dirección adecuada para un desenlace favorable, nos veremos obligad@s a reiniciar la campaña para solicitar su vuelta al régimen anterior.
* Su casa, a la vez que su prisión, es para Ibon el refugio donde ha podido alimentarse adecuadamente, tanto física como emocionalmente. Casa donde ha compartido largas horas con su hija Izadi, a quien a pesar de su corta edad -cuatro años y medio- ya le ha enseñado andar en bici. Morada-cárcel en la que ha pasado también largas tarde sólo, pero al menos comunicado telefónicamente con familia y amig@s para cualquier emergencia en torno a su salud. Este hábitat, aunque limitado, es gracias al cual Ibon ha podido superar el crítico estado de salud que le puso al borde de la muerte durante aquel octubre de 2011. Por ello, es absolutamente necesario que Ibon vuelva a casa cuanto antes. En enfermos de SIDA, las recaídas pueden y suelen resultar trágicas.
CARCEL + SIDA = PENA DE MUERTE
PRESOS ENFERMOS A CASA
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