Muchas de las drogas más adictivas que existen no son ilegales. No son distribuidas por narcotraficantes, sino por farmacéuticas, vendidas en los mostradores de las farmacias o al alcance de la mano en el pasillo de un supermercado.
La palabra latina addictus
servía para designar en tiempos muy antiguos a un tipo muy concreto de
esclavo: al que al principio era un hombre libre pero había sido
adjudicado a otro mediante un acto legal. La adicción es ese acto que te
somete a otra voluntad. La medicina y el derecho se han esforzado por
establecer fronteras legales que tengan a las sustancias que nos someten
fuera del alcance de las “buenas conciencias”. Pero estas fronteras son
difusas, hacen parecer científico lo que en realidad es arbitrario. La
línea que divide lo legal de lo ilegal sólo separa el territorio del
poder de quienes trafican con las drogas que nos esclavizan.
Muchas de las drogas más
adictivas que existen no son ilegales. No son distribuidas por
narcotraficantes, sino por farmacéuticas, vendidas en los mostradores de
las farmacias o al alcance de la mano en el pasillo de un supermercado.
Y aunque estas drogas sean perfectamente legales, y puedan tener
ciertos beneficios, son más peligrosas justo porque la gente se abandona
al “buen juicio” de la ciencia médica y se deja llevar alegremente por
sus efectos, creyendo ingenuamente que “las medicinas sólo sirven para
curar”.
Éstas son las 8 drogas legales más adictivas:
1. Alcohol
El alcohol es igual de
adictivo, o más, que cualquier droga ilegal. Quizá no sea tan adictivo
como la heroína o el cristal, pero “aunque en sí mismo no es
tremendamente adictivo, el alcohol es un enorme problema porque
demasiada gente lo utiliza de una forma dañina”, señala el Dr. Andrew
Kolodny, un experto en adicciones de la Phoenix House Foundation de
Nueva York. Los problemas empiezan cuando se pasa de 4 tragos en una
noche, de 14 tragos en una semana.
Irse de juerga regularmente
puede fácilmente llevar a la adicción. Algunas personas se vuelven
adictas inmediatamente, pero para la mayoría de las personas toma un
buen tiempo llegar al punto de tropezar y empezar a rodar cuesta abajo.
Si hay alcoholismo en tu
familia, automáticamente te encuentras en riesgo. “La adicción al
alcohol es única en tanto que tiene un fuerte componente genético”, Dice
Kolodny. Los expertos no saben aún por qué la herencia es tan
importante en el alcoholismo en comparación con otras drogas, pero el
vínculo es definitivo.
2. Nicotina
Una
de las drogas legales más accesibles y adictivas es la nicotina. La
mayoría de la gente se engancha con sólo fumar un par de veces. Muy
pocas personas son capaces de fumar ocasionalmente sin volverse adictos.
Ya sea que fumes cigarrillos,
puros o masques tabaco, una vez que eres adicto a la nicotina dejarla
puede volverse extremadamente difícil. “Es más difícil dejar la nicotina
que el alcohol”, “no deja de generar una fuerte urgencia”, dice Jane
Maxwell, del Addiction Research Institute de la Universidad de Texas en
Austin.
A diferencia de los
alcohólicos que dejan de beber de golpe, los fumadores tienen a su
alcance toda una variedad de métodos que les dan la ilusión de estar
dejando el hábito, pero que pocas veces funcionan. La mayoría de los
exfumadores recaen.
3. Opiáceos
Los analgésicos opiáceos,
tales como el Vicodin, el OxyContin, el Percocet y la morfina, han
creado una rápida catástrofe en Estados Unidos. Las prescripciones para
estos analgésicos altamente adictivos, que básicamente te dan bajas
dosis de heroína, han aumentado de manera impresionante desde principios
de la década del 2000.
Kolodny señala que son muy
buenos para tratar fuertes dolores en el corto plazo, como romperse
muchos huesos en un accidente automovilístico. Al principio causan un
efecto de euforia, pero si no los dejas en los primeros días la adicción
se vuelve inevitable. El cuerpo se acostumbra y ansía cantidades cada
vez más grandes de opiáceos para mantener su efecto. Antes de que te des
cuenta, tienes que seguir tomándolos para evitar sentirte mal
físicamente, lo que los hace muy difíciles de dejar. “La gente siente
que la perdición es inminente, como si fueran a perder la cabeza y
pudieran morir”, señala Kolodny.
Algunas alternativas no adictivas a los opiáceos pueden ser el Ibuprofeno, el Tylenol, y el naproxeno.
4. Benzodiacepinas
Las benzodiacepinas, entre las
que se incluyen medicamentos como el Xanax, el Klonopin y el Valium,
han sido también altamente recetadas durante los últimos años.
Normalmente son utilizadas para tratar ansiedad severa y ataques de
pánico, pero son tomadas muchas veces por personas que realmente no las
necesitan. Su efecto puede ser similar al efecto sedante el alcohol,
pero con la ansiedad y la necesidad de aumentar la dosis que provocan
los opiáceos.
La dependencia física es
especialmente severa. Mientras que el síndrome de abstinencia de los
opiáceos no amenaza tu vida, dejar las benzodiacepinas puede ser mortal.
El efecto es similar a dejar el alcohol, puedes caer en estado de delirium tremens o te puede dar un paro cardiaco.
Peor aún es el efecto multiplicador que da mezclarlos con otras drogas, sobre todo con opiáceos.
5. Medicamentos para tratar el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad)
El uso de estimulantes como el
Ritalin, el Adderall o el Concerta, supuestamente usados para tratar el
Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, ha crecido mucho
durante la última década. Estas drogas se han vuelto un grave problema,
sobre todo entre preparatorianos y universitarios, porque piensan que
los ayuda a estudiar mejor. Pero incluso profesionistas que nunca han
sido recetados los buscan para darle un impulso extra a sus carreras.
Estos medicamentos pueden
causar alucinaciones y acelerar el ritmo cardiaco, y mientras más los
consumas mayores son los problemas. Tomar altas dosis por largo tiempo
puede provocar fuertes efectos psicológicos como paranoia, obsesividad,
insomnio y arrancarse la piel. Dejarlos es menos difícil que dejar los
opiáceos o el alcohol, pero el proceso hace que la gente se deprima al
punto de querer suicidarse.
6. Ambien
El
Ambien es un medicamento muy efectivo para mandarte a dormir, pero es
muy fácil volverte dependiente después de algunos días de uso. Una vez
que empiezas a tomarlo regularmente es casi imposible poder dormir sin
tomarlo. Si lo tomas por semanas, meses o años, puedes llevar a tu
cuerpo a un estado de insomnio que durará semanas.
Kolodny señala que el Ambien
también te pondrá más ansioso durante el día y te llevará a hacer
locuras cuando crees estar dormido. Vas a tener hambre y amnesia,
atacarás el refrigerador a la mitad de la madrugada y, cuando veas el
desastre en la mañana, te preguntarás quién lo hizo. También ha habido
muchos reportes de pacientes en Ambien que se lanzan de sus autos a la
mitad de la noche y despiertan en salas de emergencia sin recuerdo
alguno de lo sucedido.
Este medicamento era usado
habitualmente por Heath Ledger, aunque no se encontraba en el cóctel de
sustancias que lo llevaron a la muerte.
7. Jarabe para la tos
Si tu doctor te receta algún
fuerte jarabe para atacar la bronquitis, la sinusitis o la fiebre del
heno, ten cuidado. Estos jarabes contienen codeína, un opiáceo al que
fácilmente puedes quedar enganchado. Incluso puede llegar a ser letal si
se consume en cantidades elevadas. Esta es la droga que mandó a Lil
Wayne al hospital y que la policía encontró en casa de Justin Bieber.
Asegúrate de no exceder las
dosis recomendadas y nunca las mezcles con alcohol, pues además de
codeína este jarabe contiene un fuerte antihistamínico llamado
prometazina, y la mezcla codeína-prometazina-alcohol puede conducirte a
un paro respiratorio.
8. Esteroides anabólicos
Los
esteroides anabólicos, que son variaciones sintéticas de la
testosterona, son prescritos legalmente para tratar los efectos
secundarios causados por bajos niveles de testosterona y para ayudar a
ganar masa muscular en personas que se enfrentan a serias enfermedades
como el cáncer y el SIDA. Sin embargo, son frecuentemente utilizadas por
individuos sanos que quieren aumentar su volumen muscular.
Y sí, son adictivos. Los
esteroides no van a elevarte, pero sí se meten con la química cerebral.
Usarlos continuamente puede causar cambios continuos de ánimo,
irritabilidad, paranoia y agresividad. Además, dañan los riñones, el
hígado y el corazón.
Incluso si nunca has pensado
en tomar esteroides, te los puedes encontrar en productos enmascarados
como suplementos alimenticios.
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